En una oportunidad parodiamos una frase de un escritor colombiano quien al referirse al desmedido afán de Vargas Lleras por convertir todo en obras de cemento y priorizar la explotación petrolera por encima de los recursos naturales, frase que hizo carrera y que a la letra dice “El desmedido afán por acabar con la naturaleza es como vender los riñones para pagar la diálisis”, es un reflejo de la soberbia que se gasta el vicepresidente, soberbia que hizo palpable con el coscorrón que delante de todo el mundo le dio a uno de sus escoltas en Ciénaga de Oro, como si él fuera El Papá de Los Pollitos, como popularmente se dice.
Muchos recordamos la forma despectiva cómo se refirió a Gloria Patricia Farfán cuando era alcaldesa de Florencia, en el mega colegio de la urbanización La Gloria, cuando vino a poner la primera piedra de un proyecto de vivienda y la mandataria con justicia se refirió en su discurso de bienvenida, al proyecto de las cámaras de seguridad que ella había gestionado; como no era de su partido, Vargas Lleras trató por todos los medios de ignorar sus afirmaciones y cuando Patricia se le caracterizó, públicamente le hizo un desplante abandonando el lugar y dejándola con la palabra en la boca; además de soberbio es grosero, para él quien lo interpelaba era una insignificante alcaldesa de un pueblucho perdido en la manigua colombiana.
El coscorrón que le propinó a su escolta y que CMI hizo viral al publicar el video, es una muestra contundente de la forma de ser de este personaje que aún cree que está en la edad media, en la época del vasallaje y de la esclavitud, en la cual unos seres humanos eran los dueños, amos y señores de otros, de los que no tenían recursos para defenderse.
Ojo Señor Vicepresidente que ni usted es el papá de los pollitos ni los colombianos somos sus hijos y mucho menos sus vasallos, ojo señor Vicepresidente que el día de la quema se verá el humo y el humo se verá en las próximas elecciones presidenciales.