En el corazón de Florencia, una vía que debería ser el puente entre el interior del país y esta comunidad, se ha convertido en un dolor de cabeza para quienes la transitan, a pesar de las promesas de mejoras, la realidad es desoladora, maquinaria parada, obras que no avanzan y el cruce se ha convertido en un escenario de peligros constantes.

Los ciudadanos que residen en esta parte de la ciudad y aquellos que llegan del interior se ven atrapados en un caos que no parece tener fin, la falta de avance en la obra no solo es una molestia, sino que también ha desencadenado una serie de accidentes que ponen en riesgo la seguridad de quienes transitan por este crítico punto.

A medida que nos sumergimos en diciembre, la situación empeora, no hay pistas de hielo, pero sí de barro, convirtiendo el cruce en un lodazal peligroso, las imágenes hablan por sí mismas, mostrando un panorama desalentador para los habitantes que tienen que padecer este obstáculo diario.

Ante esta problemática, la pregunta es inevitable: ¿quién responde por la demora, la maquinaria inactiva y la falta de seguridad en esta vital vía? Los ciudadanos merecen respuestas y soluciones tangibles para poder transitar sin temor.

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