La figura de Francisco Gustavo Petro Urrego, apareció tomada de la mano de su esposa Verónica Alcocer, quien impecablemente vestida de blanco y con un justificado orgullo que le salía por los poros, lo acompañaba seguida de sus hijos hacia la Plaza de Bolívar, donde tomaría posesión como el Presidente Número 42 de Colombia, el primero de izquierda en la historia republicana desde 1886.

Por una calle adornada con silletas antioqueñas representando a los 32 departamentos del país, Petro se mostraba tranquilo, risueño, saludando a todos aquellos que amablemente se le acercaban.

Al desembocar en la Plaza de Bolívar, la ovación fue tremenda, estaba colmada hasta las banderas, evidentemente se trataba de la posesión más popular de un Presidente en la historia de Colombia.

Luego el meloso Presidente del Congreso Roy Barreras, quien no desperdiciaba oportunidad para abrazar a Petro y demostrarle su sumisión incondicional, inició la sesión de posesión presidencial con la presencia de numerosos jefes de Estado, incluyendo el Rey de España y los expresidentes de la República, entre los cuales brillaba por su ausencia Alvaro Uribe, hecho que motivó la frase de Petro cuando saludó a los presidentes asistentes y “ausentes”.

Barreras le tomó el juramento al nuevo Presidente y una hija del desaparecido Carlos Pizarro, ex comandante del M19, le impuso la banda presidencial en un momento emotivo que arrancó lágrimas en la hija del ex combatiente.

Luego el ya Presidente Gustavo Petro dio su primera orden; dijo que le llevaran la espada de Bolívar que el Presidente saliente Iván Duque no había querido facilitar. Hubo un Receso hasta que llegó la espada custodiada por soldados del batallón presidencial.

Entonces Petro comenzó su discurso que se podría resumir en los 10 postulados que él mismo trazó:
Terminar el proceso de paz y buscar la paz con todos los actores del conflicto, una política de cuidado sensible al sufrimiento, en especial con los niños y los ancianos, gobernar con y para las mujeres de Colombia, diálogo permanente con todos y todas, no gobernar a distancia sino escuchando, seguridad que se mide no en muertos sino en vidas, cero tolerancia con la corrupción, recuperar lo que se robaron los corruptos, la inteligencia del Estado solo se utilizará para combatir la corrupción, combatir la deforestación y potenciar las energías limpias y cooperativas campesinas y de mujeres manejando los activos decomisados a la mafia.

Y mientras el nuevo Presidente posesionaba a sus ministros con lineamientos precisos sobre lo que será su trabajo, su esposa alegraba el ambiente bailando al son de los niños vallenateros que habían sido invitados, ante la mirada impasible de los mandatarios y las delegaciones internacionales presentes. Definitivamente, la de Gustavo Petro fue una posesión sin precedentes.

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