Los gobernadores reunidos en Armenia le pusieron el dedo a la llaga de lo que está sucediendo en el país y con su idea de buscar un hilo conductor que desenrede la institucionalidad, promocionaron la leyenda del Escudo Nacional “Libertad y Orden”, pero sin decir abiertamente que como están las cosas, o hay la Paz total de que propone el Presidente Gustavo Petro, o guerra total como al parecer quieren los grupos alzados en armas.

Porque la radiografía del país es caótica: ataques contra la fuerza pública, paros y combates en los departamentos del Cauca, Antioquia, el Bajo Cauca, Chocó, Santander, Caquetá, Guaviare y Tolima, con numerosos retenes ilegales, asesinatos de líderes sociales especialmente en el Caquetá, como lo denunció su gobernador Arnulfo Gasca Trujillo, quien tomó el toro del orden público por los cachos y le cantó a los medios y al gobierno nacional la cruda realidad de lo que está sucediendo, pidiéndole al Presidente que no siga teniendo al Ejército y la Policía maniatados ante la barbarie. Y eso no lo dice solo él, lo dicen todos los gobernadores.

En entredicho quedan las elecciones del próximo mes de Octubre, porque es claro que en muchos sitios no hay garantías para realizarlas y eso le compete al Presidente y su equipo de gobierno que tienen que alcanzar esas garantías antes de que llegue la fecha de los comicios.

Y por otro lado, nadie del gobierno nacional se ha pronunciado sobre lo que actualmente está sucediendo en los Pozos con el derrame de químicos que hubo en la asonada de días pasados, al parecer hay una grave emergencia ambiental que están combatiendo los bomberos de Florencia, Puerto Rico y San Vicente; la Secretaria de Gobierno Departamental Sandra Rodríguez, ha sido la única que ha hablado sobre el tema pero tal parece que obligatoriamente hay oídos sordos, no se quiere mostrar el grave peligro que la explotación petrolera representa para el Caquetá en particular y la Amazonía en General.

Tal parece que el Presidente está entendiendo la cruda realidad de lo que está sucediendo y ha comenzado a cambiar su prolífica zanahoria por el tímido garrote; en el Bajo Cauca comenzó el Ejército y la policía a destruir la costosa maquinaria para la explotación ilícita del oro y suspendió el cese al fuego que unilateralmente le había concedido al Clan del Golfo con la esperanza de que entrara en razón y se sometiera a la justicia; pero falta más, mucho más. Si no aprieta más el acelerador, “puede llorar” Señor Presidente.

Y es que la situación nacional no está para medias tintas y si bien es cierto que se deben buscar caminos para aclimatar la paz, también lo es que en esa búsqueda no se debe sacrificar la institucionalidad; la situación es guerra o paz total, he ahí el dilema.

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