Edilberto Valencia Méndez

Sin que le corriera un tris de vergüenza por la cara, sonriendo como si fuera la cosa más natural del mundo, la enfermera de una droguería, cuando le pedí que se pusiera el tapabocas, así me contestó: «no pasa nada» y siguió atendiendo a su clientela como si nada.

Y ese es uno de los muchos ejemplos que estamos viendo en los municipios del Caquetá; en Florencia por ejemplo, ya existen fincas de recreo, parcelas adaptadas maliciosamente, en las cuales se ofrecen espacios para cumpleaños, matrimonios y demás, «con todas las medidas de bioseguridad», y efectivamente así sucede durante la primera horas o las primeras dos horas; luego a bailar se dijo, adiós a los tapabocas, que viva la pandemia y que se dispare el contagio.

Otra de las graves fuentes de contagio son los chicos; los jóvenes y los adolescentes que van de casa en casa, de amigo en amigo, de amiga en amiga, saludando se con abrazos y besos, compartiendo hasta una gaseosa y luego regresando a la casa portando el contagio y contaminando alegremente a toda la familia.

No se entiende por qué la Ministra de Educación presiona tanto a los gobernadores, alcaldes y Secretarios de Educación para que implementen la alternancia en las instituciones educativas, sabiendo que al hacerlo necesariamente las convierten en peligrosos focos de contagio; una sola escuela con 400 alumnos necesita al menos dos horas para que cada uno se lave las manos y aparte de eso en los recreos quién controla el uso del tapabocas o la distancia personal…? Reactivar la economía no necesariamente se hace a costa de la vida de las personas; millones de estudiantes en las instituciones educativas tal como está ahora la pandemia, es un suicidio colectivo y en eso sí estamos de acuerdo con los sindicatos que proponen la desobediencia civil para evitar esta debacle.

«No pasa nada» es el común denominador de lo que está pasando en el pais: gente sin tapabocas, comercios sin tener en cuenta la distancia personal o el pico y cédula, comercios vendiendo bebidas alcohólicas, fiestas clandestinas en medio del toque de queda, fiestas por todas partes como si el mundo se fuera a acabar; es una terrible falta de consciencia ciudadana que desafortunadamente las autoridades deben combatir con mayor contundencia; la letra con sangre entra o aquí, como la enfermera de marras, no pasa nada.

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