El NO ganó y eso hay que aceptarlo sin titubeos, es la esencia de la democracia, pero para el mundo entero, incluso para los colombianos que viven en el exterior y que votaron si, es incomprensible la victoria del no, y si para ellos lo es, mucho más para los líderes mundiales, entre ellos El Papa, quienes no comprenden qué pasó y que necesariamente lo pensarán dos veces para volver a apoyar a Colombia como lo hicieron en el pasado proceso que lideró El Presidente Santos.
De seguro la ayuda exterior para Colombia frenará en seco; de dientes para afuera los gobiernos, en especial Estados Unidos, seguirán apoyando el proceso de paz, pero en la práctica, muy seguramente se quedarán quietos por largo tiempo; la idiosincrasia colombiana los obligó a hacerlo.
Conociendo como conocemos la trayectoria del ex presidente Uribe, no creemos que se siente a negociar con Las Farc si el presidente Santos lo invita, y si se sienta, no creemos que lo haga para buscar la paz; él quiere que la guerra continúe, es algo innato en él, no puede aceptar que sus interlocutores puedan tener razones de peso para combatir; para él simplemente se trata de extirpar el mal de raíz porque sabe que eso nunca se logrará.
El senador y ex presidente nombrará negociadores y ofrecerá propuestas llamativas para parecer amigo de la paz, pero después, ya todos sabemos qué vendrá después.
El gesto de Lombana al renunciar, además de oportuno y serio, es algo que se esperaba, pero si el negociador se retira definitivamente, como parece que va a su ceder, el proceso tendrá un grave retroceso, De la Calle Lombana es uno de los pocos políticos serios, estudiosos y conocedores de la realidad nacional que le quedan al país, su aporte es invaluable y necesario si se quiere pensar en un hipotético acuerdo en el cual El Centro Democrático sea uno de los protagonistas.
Mientras tanto Santos, como hábil político que es, buscará por todos los medios enrumbar el barco del Estado sin que haga agua, eso es difícil pero no imposible y él sabe que cuenta con el estatus político que no quiere naufragar de ninguna manera; a los políticos tradicionales no les conviene perder su protagonismo y por ende sus privilegios.
Lo más paradójico es que las regiones que más han sufrido por la violencia en el país le dijeron si a la paz, tal como sucedió en El Chocó donde el SI tuvo un 79.76% y el No un 20.23%; en Bojayá por ejemplo, donde las Farc perpetraron una de las masacres más grandes de la historia, el SI obtuvo el 95.78% y el NO el 4.21%; en El Cauca, en Jambaló por ejemplo, el SI obtuvo el 86.27% y el NO el3.72%; nada más parecido a una situación contraproducente, a una situación bobalicona, si la tragedia nos permitiera utilizar este término.
Definitivamente estamos en la segunda patria boba, estamos más enmelotados de estupidez que no sabemos cómo lavarnos, cómo salir de semejante pantano; en el fondo resultó muy positivo que hubiese ganado el no; ahora si podremos ver que es lo que van a hacer los del no, vamos a ver si ellos si son capaces de sacar al país del pantano en que se encuentra y no continuar prolongando esta segunda patria boba que tanta desolación y muerte ha dejado a los colombianos.