El niño Juan Esteban Rivera de 10 años, las hermanas Rosiris y Edith Muñoz que habían llegado a Florencia en plan turístico  y la estudiante universitaria Karen Martínez, son las cuatro víctimas de la creciente súbita de la quebrada las Pailas el pasado domingo en zona rural de la capital del Caquetá, tragedia que deja importantes lecciones que es necesario tener en cuenta.

En primer lugar en época de lluvias son muy peligrosos los paseos de olla, las salidas a los balnearios naturales, porque el clima es impredecible y así esté haciendo sol en los sitios de paseo, en las partes más altas, en la cordillera, puede estar lloviendo con el consecuente peligro de una corriente súbita.

A las personas que no son de la región, aquellos que vienen de paseo, es necesario ilustrarlos sobre estos peligros y mantenerlos alerta; cualquier cosa que suceda es mala imagen turística.

Es muy importante en estas épocas, que al llegar al río se coloque una señal que nos permita determinar si la corriente comienza a crecer en cualquier momento, y de suceder eso, por seguridad, avisar para que la gente salga y así evitar tragedias.

Las aglomeraciones en un solo punto son peligrosas, tal como sucedió en las Pailas, un sitio a donde mucha gente acude los fines de semana y festivos produciendo concentraciones de personas tales que, se hace muy difícil vigilar y controlar a los niños; en caso de una emergencia la situación empeora. Por eso es mejor buscar sitios donde las aglomeraciones no sean de tanta concentración.

Establecer de antemano con la familia rutas rápida de escape al llegar al río, es muy importante, incluso en afluentes como el Hacha, donde los charcos son profundos y las corrientes muy fuertes,  llevar un lazo con un neomático que en caso de emergencia sirva de salvavidas; eso ha salvado muchas personas.

Por útlimo, exigir a los estaderos de los balnerarios naturales, que tengan salvavidas y equipos de emergencia para minimizar cualquier tragedia; la cultura de la seguridad debe primar en todo momento.

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