Redacción de la Corporación Unificada Nacional de Educacion Superior, CUN

Las relaciones de pareja en la actualidad, son de cierta manera inestables, la duración de estas a lo largo del tiempo se ha venido reduciendo; no es tan facil encontrar hoy  una relación estable y de larga duración; cada día las relaciones duran menos y los compromisos son menos fuertes.

Partiendo de la premisa que un hogar no puede forzarse a permanecer unido, porque es más importante la felicidad individual  que mantener un compromiso social insatisfactorio para  una o cada una de las partes, no es una razón para mantener un índice de separación alta, ya que según estadísticas de la superintendencia de notariado y registro en Colombia, Entre febrero de 2016 y febrero de 2017 se registraron en el país 64.709 matrimonios y 24.994 divorcios. (Superintendencia de Notariado y Registro, 2017), lo que indica que cerca de un 38% de quienes habían contraído este compromiso se separaron; de igual manera  el mismo informe menciona que en el mismo periodo se presentaron 10.037 uniones maritales de hecho y 1.133 disoluciones maritales de hecho, (Superintendencia de Notariado y Registro., 2017), lo que indica que cerca del 11% de quienes se unieron voluntariamente en un compromiso de pareja, decidieron con el pasar del tiempo terminar con este compromiso familiar.

Y no es de interés aquí analizar o profundizar en el tiempo las causas o determinación al momento de tomar esta decisión, es con el fin de hacer una observación que el número de cancelación de uniones de pareja es significativamente alto, ya que si damos una vista al pasado, aun sin estadísticas oficiales, podemos darnos cuenta que la decisión de conformar una familia era más fuerte y estable hace algún tiempo. Quizá tenían mayores compromisos hacia su familia, o tenían un sentido de responsabilidad mayor, porque los matrimonios eran estables, y de eso da fe los hogares con más de dos décadas de duración que aun hoy en día se pueden encontrar.

Sabiendo que una separación tiene unas implicaciones y consecuencias significativas a nivel emocional, más aún cuando se tienen hijos, el tema importante al que deseamos  llegar, es porque el individuo no tiene estrategias de contención o solución de conflictos, el por qué de la escasa capacidad de comunicación, o de poco fortalecimiento de las relaciones afectivas a pesar de las crisis presentadas.

El ser humano es imperfecto, es cierto, eso lo hace propenso a cometer errores y estos a ser detonantes de conflictos en la relación, pero susceptibles de ser solucionados, siempre y cuando desde las dos orillas de la relación se esté dispuesto a atender, escuchar, y confiar en la pareja, pero esto pocas veces sucede. La solución más factible, precisa e ineludible ante cualquier conflicto es terminar la relación, sin importar el tiempo que se lleve y el tipo de compromiso que se tenga, y aquí la pregunta ¿no existe solución?

Y el trasfondo de esta situación es “la educación”. Como individuos, desde la primera infancia la principal enseñanza es que se tiene que ganar, no que se debe ser feliz, no se enseñan competencias emocionales desde la educación, que en las palabras de Rafael Bisquerra, hace referencia a “una forma de prevención primaria inespecífica, consistente en intentar minimizar la vulnerabilidad a las disfunciones o prevenir su ocurrencia. Cuando todavía no hay disfunción, la prevención primaria tiende a confluir con la educación para maximizar las tendencias constructivas y minimizar las destructivas. Los niños y jóvenes necesitan, en su desarrollo hacia la vida adulta, que se les proporcionen recursos y estrategias para enfrentarse con las inevitables experiencias que la vida nos depara.”1 (Bisquerra, 2017) Pero este enfoque no se da, por lo tanto, el enfoque desde la infancia es a competir, a ser superior a los demás, a no dejarse derrotar, no importando la situación, sea trabajo, educación, deporte, o relaciones de pareja, siempre el objetivo es sobresalir, y es aquí donde se encuentra el conflicto más grande, porque no es menester de las escuelas enseñar a ser feliz, no se da importancia dentro de la malla curricular de las escuelas a esta área de enseñanza, la única que se acerca a este propósito es la catedra de Ética y Valores, con una escasa asignación horaria.

No es prioridad para el sector educativo la educación emocional, menos aún enseñar desde la pedagogía del amor, es decir, se pierde la oportunidad de brindar a los niños y adolescentes esas herramientas y estrategias útiles para el futuro del ser humano que se va a enfrentar a diferentes situaciones conflictivas, entre ellas la relación de pareja.

Y es aquí el eje central de este análisis, ya habiendo tomado como referencia la sostenibilidad de las relaciones maritales a través del tiempo, encontramos que no es del todo estable, según las estadísticas antes vistas, encontramos otros sinsabores que quedan de una relación de pareja conflictiva, a la cual le hizo falta orientación, educación en temas de competencias emocionales, es decir, preparar a ese individuo para los avatares de la vida cotidiana, los enamoramientos, las relaciones fallidas, las ilusiones amorosas que no logran consolidarse y que pueden terminar en el mejor de los casos, en decepciones y en su peor caso en obsesiones con las correspondientes trágicas consecuencias que se presentan en el panorama nacional, ya que según el boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, durante el año 2016 se presentaron en total 731 casos de homicidios a mujeres en todos los rangos de edad, contando desde los 0 hasta los 80 años y más, esto teniendo en cuenta solo los desenlaces fatales, pero sumado a esto, están los casos de violencia intrafamiliar, que para el mismo año tuvo un total de 49.712 casos, de violencia sexual con 15.082 casos. Este estudio, con estas cifras tan dolorosas, tiene una incidencia significativa en cuanto a los causantes de agresiones, y es que involucran a la pareja o expareja de la víctima, por tanto indica que los individuos, principalmente los hombres no tienen herramientas o estrategias de elaboración de duelo por perdida o separación, y al no tenerla, buscan de cierta manera una venganza por haber terminado su relación de pareja y terminan en estos aberrantes casos. Esto en el caso de las parejas que reportan los sucesos presentados, ¿y quienes no reportan?, quienes viven bajo el yugo doloroso de la violencia, del maltrato, de las diferentes formas de agresión, sin un plan de contingencia para poner un freno definitivo, o en su defecto para dar fin a esta relación tormentosa y poder continuar sin esas heridas abiertas.

Pero aún falta mucho, la problemática social al interior de la pareja, pareciera que solo tuviera esas opciones, mantener la relación vigente a pesar del maltrato, terminar la relación y exponerse a ser agredida, pero no se considera dentro de las opciones poder lograr un equilibrio en su relación de pareja, a través de la solución de sus diferencias y conflictos, o poder dar termino a la relación sin que queden traumas futuros, sin riesgos de agresiones, acechos, o vulneración a su intimidad en nuevas relaciones.

Falta algo en muchos seres humanos y es esa capacidad de resiliencia, de entender que las cosas no funcionan, y por sí mismo generar un cambio en sus hábitos y comportamientos para beneficio de la relación de pareja, o simplemente darse cuenta que la relación es bastante disfuncional por caracteres, culturas, estilos de crianza o cualquier otro factor, y dar por terminada la relación, deseándole lo mejor a su expareja y tener esa paz emocional que se desearía en esos momentos de separación. Pero no es así, estamos lejos, la sociedad cada vez se centra en ganar, por encima de quien sea y no importa si es su propia familia o pareja, lo importante es sentir que tiene la razón, el sector educativo está lejos de ser un aporte a la construcción de una sociedad ideal, su enfoque esta en enseñar términos, conceptos y teorías que no aportan a la formación del ser humano integral y emocionalmente responsable; desde la infancia viene la crisis y es más evidente en el momento crucial de conformar una pareja, porque no se tienen las herramientas necesarias para afrontar las múltiples dificultades que en esta etapa se encuentran. ¿Cuándo alcanzaremos esa vida de pareja ideal?