La caravana humanitaria que desde el interior del país viaja hacia el Caquetá, es vital; lleva insumos médicos, combustibles para las ambulancias tanto terrestres como fluviales, oxígeno para los pacientes Covid y no Covid, alimentos para las aves de corral y los animales en general, alimentos para una población azotada por el hambre y las especulaciones; su paso es vital, detenerla es atentar contra una población que hasta ahora ha apoyado el paro nacional sin reticencias.
El gobierno nacional ya aceptó negociar con las directivas del paro y efectivamente ayer, instaló la mesa de negociación; a ese gesto bien se podría responder con el paso sin problemas de las caravanas humanitarias, especialmente hacia el Caquetá, donde la población y sus autoridades de manera pacífica pero unánime han apoyado el paro.
En el Caquetá los campesinos, los transportadores, los indígenas, los taxistas, los docentes y en general a todos aquellos que han participado en el paro, la ciudadanía incluyendo el comercio y las autoridades locales los han apoyado; no es justo que al flagelo de la pandemia y a las naturales consecuencias del paro se les agregue situaciones de hecho que perjudiquen a la comunidad, especialmente a los más pobres quienes son los que más reciben el impacto de la falta de alimentos.
Las caravanas humanitarias son la mejor señal de empatía entre los líderes que dirigen el paro y los ciudadanos, el detenerlas especialmente en las vías que del Huila conducen al Caquetá necesariamente crea sentimientos contrarios que merman en gran parte la popularidad del paro. Eso es importante tener en cuenta.
Los líderes que bloquean las vías en los municipios del Huila, con toda seguridad saben que las autoridades del Caquetá en general y de Florencia en particular, les han brindado todo tipo de facilidades para la protesta y no es justo que respondan a esa generosidad poniendo a la ciudadanía en graves dificultades. Con todo respeto, así no señores, permitan el paso a las caravanas humanitarias, porque el proceso está largo, el Covid-19 no da tregua y ustedes tampoco, entonces, ¿con quién se puede razonar?