El Caballo de Troya de las ayudas humanitarias para derrocar a Nicolás Maduro funciona: cerca de 20 militares de su régimen se pasaron al bando del Presidente encargado Juan Guaidó, precisamente con la excusa de que el pueblo tiene hambre y necesita con urgencia comida y medicina; esos militares se pusieron al lado del pueblo y le dijeron «Basta ya al socialismo de Maduro».

Este sábado 23 de Febrero ha sido realmente histórico para Venezuela y para el régimen de Nicolás Maduro; el día comenzó con la reunión de Guaidó con los Presidentes de Colombia, Paraguay, Chile y el Secretario General de la OEA, en las bodegas del puente «Tienditas», donde estaban 14 tracto camiones con alrededor de 800 toneladas de ayudas humanitarias.

Mientras tanto 3 militares Venezolanos aprovecharon una confusion y desertaron con dos tanquetas aduciendo que apoyaban la entrada a Venezuela de las ayudas humanitarias y al Presidente encargado Juan Guaidó.

Luego el Presidente Iván Duque leyó el comunicado firmado con sus colegas de Paraguay, Chile y el Secretario de la OEA, comunicado en el cual hacian oficial la entrega de las ayudas a Guaidó y acusaban a Maduro de delitos de lesa humanidad si no permitía la entrada de las ayudas a su país.

Mientras tanto se presentaban graves disturbios en Urueña y San Antonio del Táchira en la frontera con Venezuela y en el Estado de Paranaima, localidad de Santa Helena en la frontera con Brasil donde logró pasar el primer camión con ayudas al costo de 4 muertos y 20 heridos.

Por otra parte en el puente de Tienditas, fueron incinerados dos camiones que llevaba ayudas humanitarias; obra de la Guardia de Maduro.

En una concentración con sus seguidores en Caracas, Nicolás Maduro rompió relaciones diplomáticas con Colombia y dió un plazo de 24 horas a su personal diplomático para salir de Venezuela.

En forma casi simultánea se conocía la decisión de 17 militares del régimen de Maduro que se pasaron al lado de Guaidó y le pidieron a sus compañeros de armas hacer lo mismo.

Por otro lado miles de voluntarios Venezolanos hacían cadenas humanas en los puentes de frontera, tratando de ablandar con razones a la Guardia Venezolana para que dejaran pasar los camiones, los cuales muy lentamente avanzaban hacia la frontera.

Al cierre de ésta nota, ríos de gente recibían con vitores en el puente Simón Bolívar, a un nuevo y numeroso grupo de militares Venezolano que desertaron.

Y mientras Maduro en su concentración en Caracas, al estilo del General Noriega en Panamá, gritaba como un energúmeno «Jamás me rendiré», poco a poco su esquema militar se requebraja, el caballo de Troya de las ayudas va entrando a su país y después de muchos años, un «cesó la horrible noche» de nuestro himno Nacional, comienza a brillar en el firmamento de la martirizada Venezuela.

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