Florencia, Morelia, Valparaíso y Milán: vía libre para las petroleras. Fotografìa: kamilo Ardila

Por medio de la Resolucion No 01606 del 20 de septiembre del 2018, la ANLA, Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, otorgó licencia ambiental para la exploración y explotación petrolera en el Bloque el Nogal, municipios de Florencia, Morelia, Valparaíso y Milán, autorización que pone en peligro los ríos Hacha, Bodoquero, Pescado, sarabando y sus mumerosos afluentes, parte del Orteguaza y el Caquetá, lo mismo que especies en peligro de extinción como el Callecebus Caquetensis, o Tití del Caquetá, logo de la presente publicación, y muchas otras especies de fauna y flora, sumando las vías por la cuales se transportará el crudo hacia los municipios del sur del Huila.

La medida se veía venir, toda vez que el año pasado se realizaron en Morelia dos asambleas en las cuales se trató el tema y en las cuales las comunidades, casi al unísono, rechazaron la intervención petrolera en sus municipios, habida cuenta del grave peligro que eso representa para su territorio, que bien podría perder su mayor riqueza: el AGUA, que es la característica principal de ese territorio y la base de los proyectos ecoturísticos que están naciendo en la zona.

Según el mencionado documento, “la licencia ambiental llevará implícitos todos los permisos, autorizaciones y/o concesiones para el uso, aprovechamiento y/o afectación de los recursos naturales renovables que sean necesarios por el tiempo de vida útil del proyecto, obra o actividad”.

Dicho esto, la empresa China Emerald Energy sucursal Colombia, tiene carta blanca para hacer y deshacer lo que necesite con los recursos naturales renovables, especialmente el agua y de esta forma, las fincas, haciendas y comunidades de estos municipios, en inminente peligro de sufrir dolorosos episodios de sequía y contaminación, como ya ha ocurrido en otros sitios del país, donde las petroleras han acabado con tales recursos.

Uno de los despropósitos de la mencionada licencia, es que habla de la protección a las especies en vías de extinción en el área autorizada, pero no dice que precisamente en los municipios de Valparaíso, Morelia y Milán, es donde está el hábitat de la especie recién descubierta Callecebus Caquetensis o Tití del Caquetá, que se encuentra en peligro de extinción y que con solo los trabajos de instalación de las 10 plataformas petroleras, perderá gran parte de su hábitat.

Además de lo anterior, las especies animales y vegetales del sector necesariamente desaparecerán y con ellas las borugas, algunas aves, el mico Tití del Caquetá, gran cantidad de orquídeas, bromelias y muchas especies más, y qué no decir de las numerosa cascadas que se encuentran en esos municipios y que quedarán en inminente peligro por las grandes cantidades de agua, millones de litros que se utilizarán para la instalación de los pozos petroleros y la posterior explotación.

Definitivamente las riquezas naturales del Caquetá son y han sido su peor desgracia; el caucho y la quina en el siglo pasado que trajo miles de aventureros que esclavizaron y acabaron con las tribus nativas y con cientos y cientos de árboles, la bonanza de la coca que continuó la deforestación apoyada por las asesinas de la Amazonía que son las motosierras, la ganadería extensiva y ahora el petróleo, que convertirá a la región en un desierto más y que la dejará expuesta a los accidentes con derrames de crudo, accidentes que podrían ser fatales como es el caso de cualquier tracto mula llena de combustible que se salga de la vía en la cordillera y contamine afluentes como el río Hacha que nutre el acueducto de Florencia. Los caqueteños quedamos con una nueva espada de Damócles en la cabeza mientras que el Señor Shang Guoqing representante de la Emerald, se estará frotando las manos de satisfacción en alguno de los lujosos hoteles de Bogotá, disfrutando al máximo el resultado de sus ambiciosas gestiones ante la ANLA.

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