Asustados ante la posibilidad de que sus hijos resulten contagiados por el Covid-19, los padres de familia del Caquetá se rebelan y anuncian que no enviarán a sus hijos a clases a partir del 1° de agosto, si el gobierno ordena el estudio presencial para el 2° semestre.
Lo anterior se desprende de declaraciones dadas a los medios, en especial radiales y por las redes sociales, con los cuales ellos afirman que prefieren que sus hijos pierdan un año, a que pierdan la vida.
Y los argurmentos para tomar tal decisión, son contundentes; veamos:
Las instituciones educativas no tienen la infraestructura indispensable para la bioseguridad.
Nadie garantiza que los niños y los jóvenes, no vuelvan a las prácticas de amistad que tradicionalmente tienen, como besos y abrazos de saludo.
Miles de jóvenes estarían directamente expuestos al contagio y por ende, pondrían en peligro a toda la población.
Es preferible la educación virtual, al menos por el presente año, a pesar de las falencias que tiene y los daños para el nivel académico de los estudiantes.
La misma Secretaria de Educación Departamental Yovana Marcela Peña Rojas, dijo que el 29.1% de los rectores de las instituciones educativas, no están de acuerdo ni con la alternancia, presencial y virtual, ni con la presencial únicamente.
Y muchos de los padres de familia en franca rebelión, manifiestan que ellos son los que mandan a sus hijos y no el gobierno y no van a arriesgarlos para cumplir con metas o estadísticas oficiales.
La rebelión de los padres de familia del Caquetá, está en marcha, solo falta conocer la reacción del gobierno nacional y departamental ante esta contundente decisión de unos padres que asustados por el potencial riesgo que correrían sus hijos, han decidido protegerlos a toda costa, con la premisa de que primero está la vida y luego la educación; la educación se recupera, la vida no.
Y por último, recordando que esta es una nota de opinión, no podemos asegurar que la totalidad de los padres de familias del Caquetá tienen la misma opinión, pero si es una oportunidad para ahondar en el debate sobre el posible regreso a clases a partir del 1° de agosto, fecha señalada por el gobierno nacional.