TEMBLON GUACAMAYO EN EL RÍO HACHA

“De repente fue arrastrado por el caudal” es la frase con la cual la XII Brigada con sede en Florencia, trata de explicar el fallecimiento por inmersión de uno de sus hombres en el río Hacha, en el charco conocido como del primer puente, una tragedia que se suma a las numerosas víctimas que ha cobrado el río en los últimos años y que ninguna autoridad ha tomado en serio. 

La muerte por inmersión ayer en el río Hacha, del soldado Daniel Steven Francel Henao, de apenas 18 años de edad, natural de Bogotá, adscrito al Batallón Liborio Mejía, sin ninguna característica especial del río en ese momento porque no estaba crecido o turbio, es el común denominador de muchos casos más de personas que han fallecido por inmersión en esa corriente de agua conociendo el río, incluso siendo expertos nadadores y pescadores, lo cual indica que algo anda mal, e incluso, nos hace pensar que es probable que el famoso temblón guacamayo, que tantas víctimas cobró en los años 60 y 70, haya regresado desde las charchas y pequeños afluentes que caen al Hacha. 

La deforestación en las riberas por el asentamiento de muchas familias, ha disminuido el caudal y por ende ha aumentado la temperatura de muchos afluentes del Hacha y de muchas lagunas aledañas, obligando, muy posiblemente, al temblón a buscar la frescura del río y el alimento que escasea en su hábitat natural. 

Quienes conocemos al temblón guacamayo y lo distinguimos porque es el único pez de agua dulce que tiene orejas, y son amarillas, sabemos que ese animal ataca a los bañistas con una potente corriente eléctrica que los inmoviliza y los hace ahogar; el animal continúa por días cuidando su presa a la espera que se descomponga y de esa manera poder succionarla, tal como lo pudieron comprobar muchos pescadores y nadadores avezados en la década de los 60, 70 e incluso 80, cuando los ataques de esos animales eran comunes en ese afluente, desde el puente El Encanto hasta el corregimiento de El Caraño. 

La muerte ayer del soldado, un joven de apenas 18 años, en pleno disfrute de sus facultades físicas, “de repente arrastrado por el caudal”, bien puede ser que pudo haber sido atacado por un animal de estos y la inmediata reacción de los bañistas por socorrerlo, pudo espantar al animal y permitir su rescate en tiempo récord; es una suposición, repito, pero bien podría ser una realidad. 

Desde este medio hemos publicado en repetidas ocasiones artículos sobre la posibilidad de que el temblón esté cobrando nuevas vidas en el río Hacha y en esta oportunidad, de nuevo sugerimos que se haga algo para evitar más tragedias, que se contrate pescadores expertos para tratar de cazar al o a los temblones que eventualmente puedan estar causando estas tragedias porque de lo contrario, a cada rato tendremos que informar que un nuevo hogar se enluta porque el río Hacha continúa cobrando vidas sin que nadie haga nada para evitarlo.

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