En varios artículos que publicamos por este medio antes del 2 de octubre, advertimos claramente sobre la estrategia de engaño e intimidación que estaba aplicando la campaña del NO principalmente, y hoy, cuando asistimos al vergonzoso mea culpa de quienes no votaron, de los estudiantes que salen a las calles a apoyar en masa los acuerdos de La Habana, recordamos muchas de aquellas perversas afirmaciones que desafortunadamente cambiaron el curso de la historia: que a los pensionados les iban a quitar el 7% para dárselo a los guerrilleros que se amnistiaran, que el que tuviera dos casas tendría que entregar una para las Farc, que a los miembros del LGBT les iban a dar curules en el congreso, en las asambleas y en los concejos, que les iban a quitar los subsidios a los beneficiarios de Más Familias en Acción, es decir, la vieja táctica: calumnia mijo que de la calumnia algo queda.
La confesión que el Jefe de Debate de la campaña del NO le hizo al diario La República, según la cual se había recurrido al engaño y a la intimidación para asustar a los votantes, produjo una verdadera tormenta política a nivel nacional y por ende, el consabido rechazo del jefe del Partido Democrático, el ex presidente Uribe, quien como siempre salió al paso para decir que ni él ni su colectividad tenían nada que ver con semejantes afirmaciones; mientras tanto los estudiantes están felices protestando en las principales ciudades del país, no tanto porque apoyan el acuerdo de paz, sino porque hacía tiempo no tenían un pretexto tan bueno para salir a la calle.
Causa hilaridad ver a los dirigentes del NO a nivel nacional y local, rasgándose las vestiduras en público ante tales afirmaciones, pero muriéndose de la risa en privado, felices porque volvieron a maquinar al electorado con sus acostumbradas sartas de mentiras y sus diabólicas tácticas; calumnia mijo calumnia, que de la calumnia algo queda.
La imagen pontificia de Pastrana diciendo que con el NO ganó el Si y asegurando que con la victoria del NO el acuerdo de paz no existe, solo es comparable a la beatífica mirada del ex presidente Uribe pidiendo amnistía para los guerrilleros y de paso para los militares enredados en los falsos positivos de su gobierno, qué será lo que quiere el negro?