Tomado del libro «Erótica Aventura»
Te vi pasar
Y por inercia
A tus pasos de paloma
mi mirada
a tus formas enredada
se quedó .
Tu silueta diminuta
Como un punto en la distancia,
Como corpúsculo de luz en una hendija
A mi mente se fundió.
6
No pude contenerme,
Mis pies no obedecieron,
Autómatas siguieron
El paso de los tuyos
Y mis palabras
Hechizadas como nunca
Acuciosas te ofrecieron
Mi alocada invitación.
Salimos…
Como un niño te miraba,
Por tu pelo y por tu cara
Por la flor enrojecida de tu labios
Mis pupilas exploraban,
Buscaban las respuestas
A mi euforia desatada.
Tomamos una copa
Y otra más,
Y tus manos delgadas como alas,
Blancas como escarcha,
Le ganaban al cristal que sostenían.
Varias veces tus miradas
Como de algas que nadaban
En un mar indescifrable
Se encontraban con las mías,
Pero esquivas,
Esquivas se escondían
en la cortina sutil de tus pestañas
7
Y de pronto
sin saber qué nos pasaba
tus manos y las mías se encontraron,
mis labios se acercaron a los tuyos
y como una flor sedienta
en tus labios se anidaron.
En el siglo de un segundo
Mis sentidos despertaron,
pájaros de luz alzaron vuelo
en el firmamento desbocado de mi mente,
en las paredes de mis venas
mi sangre desbocada
golpeó alegremente.
Luego nos miramos,
Tus labios temblaban asustados,
crepúsculos morían en tu cara,
tus mejillas eran brasas
de sorpresa reflejadas.
Esa tarde
Y esa noche llena de suspiros,
de promesas y gemidos
supe que me amabas,
y en la gris oscuridad de mi existencia
como un rayo de luz en un abismo
el amor a mi otoño deshojado
convirtió de nuevo
mi sombra en primavera.