No me llames cada vez que veas mi número
Para decirme que vendrás a visitarme,
Y cuando me llames
No me cuentes tus rosarios de tristezas.
En mi ocaso
Las penas son cotidianas,
Son los mosquitos de la selva de la soledad
Picando los añosos troncos del recuerdo.
No me envíes mensajes diciendo
Que soy el mejor padre,
Hermano,
Tío,
Amigo,
Compañero
O maestro,
Mejor ven una tarde
Deja tu celular en casa
Y acompáñame a esculcar todos los recuerdos.
Ahora que puedes
Que tienes arriba tu fortuna,
Que puedes comprarte
Joyas para que luzca tu mascota,
Gasta una partícula de tiempo
Para que vengas a visitarme sin el afán
de atender un cliente sin igual.
Ahora
Que difícilmente doy la vuelta al sol
Como el caballo viejo del trapiche viejo,
Acércate a mi vera
Y regálame sonrisas,
De nada me servirán tus lágrimas
El día que me muera.
Ahora viejo amigo
Ahora,
Regálame tu sombra
Que el sol de la soledad me quema
Y mis árboles de antaño
Brillan todos por su ausencia.