Que en esa llanura de felicidad bendita
Donde el Señor les regala su celestial presencia,
Recuerden hoy
A un año de partir,
Todo aquello que nosotros los mortales
Olvidamos darle a nuestros viejos
Porque día a dia nos creemos
eternamente jóvenes
Y olvidamos,
Aquellos que de niños
Nos prodigaron su cariño.

Hoy,
A un año de perderlos
Mi pequeño Fabio,
Mi travieso Jaime,

Hoy,
Cobijado con colchas de nostalgia,
Viendo caminar la indiferencia
De algunos de los míos,
Recordando en mi ostracismo
Esas dos perlas preciosas de mi vida,
Fabio y Jaime,
Anhelo llegar pronto a esa llanura
A compartir con ellos
Aquellas travesuras que de niños
Nos abrieron los caminos a la vida.

Adiós hermanitos,
Que sin avisar se adelantaron
A las parcelas de amor del Infinito,
Donde el descanso es permanente,
La tristeza desterrada
Y la ingratitud no existe,

Espérenme que muy pronto
Mi báculo de años centenarios
Enrumbará a esos lares
Y allí unidos para siempre
Miraremos sin pesares
Esa familia tan unida
Que ni en la tierra ni en el cielo
Olvidan al enfermo,
Olvidan al abuelo.

Por