Cuando el otoño llega
Cuando llegan los setenta
Y haces una pausa
El balance asusta
Es aterrador
Los amigos ya se fueron
El trabajo se acabó
Casi nadie te recuerda
El tiempo pasó tan rápido
Que no sabes qué pasó.
A los setenta
El alma queda sola
Es un islote en medio
De un inmenso y apacible mar
En muy pocos casos
Una brizna de amor te acompaña
O la escasísima caricia de un hijo,
De un sobrino
O de un pariente impredecible;
A los setenta
Tu mundo se desploma
Y nada ni nadie detiene la hecatombe,
El paso inexorable de los años
Adormila tus pasos de gigante adolorido
Nada es lo mismo,
La torpeza física se anida
En cada uno de tus tristes movimientos,
Nada es lo mismo,
Solo tu mente dimensiona la derrota.
Y en el desván
De tu mente enloquecida
Los recuerdos por millones se aglutinan
Queriendo salir al mismo tiempo
Del doloroso camino de la vida.
A los setenta amigo
La vida ya no es vida
Es un tortuoso camino con espinas
Que dolorosamente recorremos cada día.